EDITOR:
Hace poco tuve una experiencia inquietante en el centro de votación local que creo que el público debería conocer. Al acercarme a la entrada, vi a un hombre sentado cerca. A pesar de su aspecto desaliñado, lo saludé cortésmente, pero inmediatamente me encontré con comentarios despectivos. Para mi sorpresa, ese individuo no era otro que Scott Fricker, el comisionado principal del condado.
En lugar de una respuesta amistosa de “hola” o un simple “gracias por votar”, Fricker aprovechó el momento para lanzarse a ataques personales, acusándome de “intentar encontrar dónde se equivocó el condado” para presentar una demanda. Insinuó repetidamente que la Ley de Transparencia se estaba utilizando para explotar tecnicismos, en lugar de ejercer el derecho del público a estar completamente informado sobre las actividades gubernamentales y a exigirle cuentas a nuestro gobierno por su proceso de toma de decisiones. Esta ley existe para garantizar la transparencia, pero Fricker parecía decidido a pintarla de una manera negativa. Aún más preocupante, hizo referencia a una suma específica –“un cuarto de millón de dólares”– no una, sino dos veces, como si fuera una cifra conocida, lo que implica que el condado podría ya estar al tanto y anticipar las consecuencias relacionadas con las violaciones de las leyes de Missouri.
Sus comentarios me dejaron con la impresión de que puede haber problemas graves que se conocen y se ocultan al público, posiblemente en mensajes de texto o correos electrónicos que aún no se han publicado.
La conducta del señor Fricker me pareció profundamente inapropiada, especialmente para un funcionario electo el día de las elecciones en un centro de votación. El día de las elecciones debería ser un momento para que los funcionarios públicos apoyen el proceso democrático, no para acosar y menospreciar a los ciudadanos que ejercen su legítimo derecho a votar.
Durante el intercambio, el Sr. Fricker incluso admitió que la reciente "campaña educativa" del condado operó "en la zona gris" de la legalidad, supuestamente tomando sus decisiones y actuando según el "asesoramiento de su abogado". Este lenguaje es demasiado familiar, recuerda a los funcionarios de Parkville que citaron el "asesoramiento de un abogado" en respuesta a sus propios problemas con la Ley Sunshine. Tales declaraciones plantean serias preocupaciones éticas, ya que sugieren que se estaba consciente de que el dinero de los contribuyentes se utilizó no solo para informar, sino para influir en la opinión pública, una práctica preocupante que parece más para impulsar la narrativa del condado que para educar genuinamente a los residentes.
Si nuestro condado está efectivamente utilizando fondos públicos para moldear opiniones, está sentando un precedente peligroso, pues en esencia permite que los recursos de los contribuyentes se utilicen en contra de las mismas personas que generaron los ingresos fiscales, es decir, el público. Esto crea un desequilibrio que perjudica al público y limita el acceso justo e imparcial a la información.
Nuestra comunidad merece algo mejor. Sr. Fricker: Usted es un funcionario electo; usted eligió serlo. Es posible estar en desacuerdo sobre cuestiones dentro de nuestro proceso democrático sin tener que ser desagradable (especialmente en un centro de votación).
Los funcionarios electos deben defender nuestro derecho a la transparencia sin recurrir a ataques personales ni a la intimidación a través de sus canales públicos. Necesitamos líderes que respeten el proceso democrático y se relacionen de manera constructiva con sus electores, especialmente en los centros de votación, donde nuestra democracia está a la vista.
--Jason Maki Condado de Platte