EDITOR:
Está claro que la mayoría en el Partido Republicano ha sucumbido a sabiendas a las fuerzas diabólicas alineadas con el marxismo. Estos “conservadores” de derecha buscan dividir nuestro país y enfrentar a los llamados oprimidos contra sus llamados opresores.
Las tácticas marxistas de guerra de clases ahora se usan indiscriminadamente en Facebook, Twitter e Instagram, alentadas por este “culto” republicano como lo describió la senadora Liz Cheney (su padre es el ex vicepresidente Dick Cheney) en CBS el domingo hace dos semanas, lay desnudo el subterfugio de los americanos más feos de la historia de los Estados Unidos.
El culto cree que la agitación del odio, la desinformación y las mentiras descaradas lograrán su objetivo de poder en los Estados Unidos lavando el cerebro a los ciudadanos con medios de comunicación y publicidad no solicitados. Estos republicanos están librando una brutal guerra económica interna en su propio país y NO tienen intención alguna de intentar mejorar la suerte de la humanidad.
El sueño americano documentó el derecho a la vida, la libertad y la felicidad. A través de los siglos, nuestro país se ha construido sobre el trabajo de colonos inmigrantes prisioneros expulsados de Inglaterra, esclavos inmigrantes de todo tipo, hombres y mujeres que hacen los máximos sacrificios para ser libres y dueños de sus propias propiedades.
Problemas que tenemos hoy con respecto a la descripción precisa de la historia y los eventos actuales de este país:
inmigración que nunca ha cesado, investigación y aplicación del clima científico, redistribución de la riqueza, identificación de género y política de identidad, teoría crítica de la raza, aplicación de la legislación sobre armas que ya existe, cómo financiamos a la policía, reorganización real del gobierno y separación del estado y la iglesia.
Sorprendentemente, estos temas progresistas reflejan los valores de la corriente principal de los estadounidenses imbuidos de capacidades de razonamiento moral y ético basadas en el libre pensamiento y el desinterés.
El presidente John F. Kennedy instó a los estadounidenses a “No pregunten qué puede hacer su país por ustedes, pregúntense qué pueden hacer ustedes por su país”. Desde entonces, los estadounidenses han muerto peleando guerras en países extranjeros en los que no teníamos nada que hacer, excepto por la codicia de corporaciones corruptas y políticos comprados. Algunos caminan por el camino del sacrificio, mientras que otros hablan de codicia y engaño.
El mal prevalece cuando la gente buena no hace nada. Cosechas lo que siembras, pero no te sorprendas cuando realmente no es lo que pensabas que sería. Al igual que con los niños, puedes repartirlo, pero no puedes tomarlo. Et tu, Bruto.
–Carol Clopton
Kansas City en
Condado de Platte